En las últimas décadas, se ha visto en todo el mundo un incremento en el uso de las terapias complementarias o integrativas. Este fenómeno ha sido investigado y cuantificado en diversos países como por ejemplo, España, Portugal, Canadá, México, Australia, Estados unidos, etc.
Se ha tratado de determinar su frecuencia, así como las posibles razones de este cambio. Las causas son diversas, pero los móviles fundamentales son: el encare holístico, es decir se ven enfermos no enfermedades, el aumento y hasta excesivo uso de la alta tecnificación, lo que ha determinado la pérdida de humanización en la medicina actual, los efectos secundarios y complicaciones por el uso y abuso de fármacos, la utilización de métodos invasivos, tanto para diagnóstico como para tratamientos.
Los principios éticos y su manejo es algo que preocupa e interesa actualmente y a esto no escapa la práctica de estas medicinas. Estas medicinas han sido y son objeto de críticas a veces justificadas y constructivas.
La Acupuntura ocupa una situación particular como modalidad terapéutica en el conjunto de las terapias complementarias.
Se describen actualmente entre 150 y 200 modalidades terapéuticas no convencionales y se maneja erróneamente esta variedad como un bloque, sin tener en cuenta las grandes diferencias que de sus fundamentos filosóficos, de sus bases científicas, de su mecanismo de acción y de su demostrada validez terapéutica, tienen estas prácticas.
A partir del surgimiento del movimiento de salud holística, o sea una visión integral del paciente, no parcelar, se ha popularizado el uso de la Acupuntura. Esta práctica médica cuenta con una fundamentación científica, bases neuroanatómicas, neurofisiologícas y neuroquímicas bien establecidas y está respaldada por estudios y pruebas terapéuticas desde hace varias décadas y aún se sigue investigando. Todo esto la habilita a ocupar un lugar de competencia natural como alternativa válida a las que ofrece la llamada medicina convencional o científica.
La OMS ha reconocido recientemente su validez para indicaciones específicas y también ha sido aceptada por la oficina de la FDA (Administracion de Alms y Drogas) y también por el Instittuto Nacional de Salud de EEUU (NIH).
Cuando analizamos los aspectos éticos del ejercicio de esta medicina pensamos que existen dos ítems fundamentales. El primero se refiere al sujeto que practica y el segundo lo concerniente a los organismos institucionales cuyo papel debe ser el orientar y dictar normas sobre el ejercicio de esta práctica.
Ya que se trata de práctica médica con fines terapéuticos, que provoca una respuesta en el organismo, constituye un acto médico, pues conlleva la elaboración de una impresión diagnóstica a la que se llegará a través de la confección de una historia clínica y un exhaustivo examen físico, basado fundamentalmente en la semiología clínica y también en la paraclínica, y posteriormente en la elaboración de estrategias de tratamiento.
El diagnóstico nos orienta sobre la posible indicación y oportunidad de una terapia con Acupuntura médica, frente a otras alternativas terapéuticas.
La decisión justa es la del profesional que esta practicando el acto médico. Dicho profesional debe ser un médico calificado en su formación en Medicina Convencional u Occidental y correctamente capacitado en esta Medicina tradicional.
Por fortuna en nuestro país la Acupuntura ha sido declarada como Acto Médico por decreto de ley Nº 16/200, en el año 2001, por trámite realizado, en su oportunidad, por la Asociación Uruguaya de Acupuntura. Ya en el año 1992 el Ministerio de Salud Pública y la Facultad de Medicina se expidieron positivamente al respecto.
Ahora nos queda por delante el hacer que esta ley se respete y se cumpla. Debería suceder lo mismo con otras Medicinas Complementarias. En el año 2011 se logró el decreto de Acto médico para la Medicina Homeopática, hecho que aplaudimos con gran satisfacción.
Los casos de mala praxis con Acupuntura son frecuentes cuando son practicados por acupunturistas no médicos o colegas sin responsabilidad, virtud ésta qué es innata, no la adquirimos por el aprendizaje.
En lo que atañe a las autoridades de Salud, sería productivo, además de legislar sobre el ejercicio de la Acupuntura, ponerla en práctica en todos los hospitales y servicios de salud, también en el interior del país.
En Uruguay, en la ciudad de Montevideo existen servicios de Acupuntura en el Hospital de Clínicas, Hospital Maciel, Hospital Militar, Hospital Policial y en algunas instituciones privadas.
Pensamos sería altamente conveniente que la Acupuntura Neurofuncional obtuviera su merecido aval académico por parte de nuestras autoridades universitarias. Esto posibilitaría la regulación de su práctica en las Instituciones mencionadas y el necesario control de la misma, por parte de los profesionales que de ella se ocupan.
El hecho de colectivizar su práctica, permitiría, que la ANF, al igual que las otras especialidades, constituya una técnica Médica al alcance de todos los uruguayos.
La AUA realiza Cursos de Acupuntura Médica desde el año 2000. Enseñanza que hemos abordado desde el conocimiento que vamos adquiriendo día a día, con compromiso, severidad y por sobre todas las cosas con responsabilidad, ya que es el sufrimiento humano y la vida misma lo que nos compete.
Dra. Silvia Rojo